está perfectamente alumbrado desde el momento de su concepción y durante todo el tiempo en que la mente lo sigue pensando. Pero hay una diferencia notable entre el concepto humano y el Verbo Divino, y es que nuestro intelecto es una potencia actuada por el pensar, que produce el concepto como un efecto (accidente) de nuestra facultad intelectiva, mientras que la mente divina siempre está en acto, por ser Dios el Acto Purísimo sin mezcla de potencialidad pasiva actuable, es decir, el Ser sin fronteras
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